A veces... Sólo hay que empezar

A veces... Sólo hay que empezar

A veces... Sólo hay que empezar

Este proyecto está siendo super especial para mí. En parte porque es propio de mis deseos creativos más profundos, de mi niña interior habiendo madurado su fotografía, su estilo, su búsqueda y también, porque estoy intentando vivirlo y comunicarlo siendo lo más real posible conmigo misma. Expresando tanto las alegrías, como las inseguridades, los momentos donde me siento perdida, los picos de motivación, la dificultad de la constancia y  de mantenerme enfocada. Analizar al detalle, sobre lo complejo que puede ser desarrollar algo no sólo a nivel real, materiales, organización, sino a nivel emocional. Por eso en el afán de no perder el norte, sentarme a escribir y profundizar sobre el torrente de emociones que me atraviesan me resulta terapéutico.  


De por sí, soy intensa, culpable, lo reconozco. Es una cualidad que la disfruto muchísimo, vivir todo con entusiasmo aunque a veces la montaña rusa me sacude por dentro. Prefiero así. Explotar de energía que la pasividad, prefiero siempre en movimiento. También fue un proceso amigarme con mis propias formas y empoderarme, a partir de aquí, empecé el proyecto. 

Tenía las cosas muy claras en mi cabeza. Sabía muy bien lo que buscaba, mi parte de directora de arte estaba funcionando perfectamente pero sólo para mí, me era muy difícil poner en palabras todo lo que quería desarrollar. La conceptualización del proyecto era algo que podía hacer a medias.  A pesar de esto, llame a una de los personajes y empezamos! 


El dia se puso horrible, vientos huracanados de repente que invadían todas las ideas, el sitio que en un principio visualicé se convirtió en un vórtice de 40km por hora. Buscamos plan B, de repente lo veo claro y pienso que puede funcionar. En el momento que empecé a disparar todo lo que estaba en mi cabeza se materializó. Pude tener claridad en todos los conceptos que necesitaba, cerrar todos los personajes que quería, ver las poses, la estética, lo que buscaba transmitir. Contra todo pronóstico, literal diría mi hermano, ahí estaba plasmando lo que sabía que quería pero ni yo sabía que lo tenía tan claro. 


De aquí me quedo con la importancia del movimiento, de empezar, de hacerlo igual con miedo, con muchas probabilidades de equivocarse, con desconfianza propia y ajena (en este sentido agradezco a mi  modelo estelar que siempre confía y tiene disponibilidad!) . Tirarse a la piscina, probar, sacarse la duda, es mejor equivocarse que las cosas queden sólo en las ideas. 


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